La Hermandad de la Samaritana. Primeros datos de su presencia en Totana (1901-1921)
El primer documento que nos refiere la presencia de la Samaritana en la Semana Santa de Totana se remonta a 1901. Se trata de una noticia publicada en el Diario de Murcia en la que reseña que << la Samaritana, a más de las muchas bombas que adornan el trono, llevaba un reflector con un foco de acetileno, que iluminaba perfectamente la imagen, que ha sido hábilmente restaurada. Se ha presentado con gran novedad, y aunque la indumentaria no la creemos muy propia de la época y de la nacionalidad de la célebre y mujer que representa, gustó generalmente por la esbeltez de la estatua y el lujo de los vestidos>>. Estas referencias nos inducen a pensar que la imagen de la Samaritana debía de tener, para principios del siglo XX, cierta trayectoria en los desfiles procesionales, en tanto que se procedió a su restauración. De ahí que podamos ubicar su origen en el siglo XX.
Ahora bien, esta temprana presencia no está corroborada por documentación propia de la Hermandad que conserva la primera de sus actas fechada en Totana el 12 de marzo de 1911. Se trata de una reunión mantenida den la casa de don José Yañez, en la plaza de la Constitución. En ella se recogen aspectos relacionados con el desarrollo de los desfiles procesionales de ese año, como también sobre la cera que habían de portar los hermanos, el acceso a la misma de los que lo desearan, así como las obligaciones y derechos que adquieran al integrase en ella tras pagar la cuota mensual de cincuenta céntimos de pesetas. Acordaron en ese momento mantener dos juntas cada año <
L a primera junta directiva de que tenemos constancia estaba presidida en 1911 por son Diego Tudela Fernández, don Juan Antonio Lorca Merino como tesorero y don Salvador Gandía Navarro, como secretario. Unos años más tarde, en concreto en 1918 fue nombrado tesorero don Lorenzo Duarte Cánovas. Sabemos que don Diego Tudela presidio la Hermandad hasta marzo de 1921, momento en el que un vacío documental nos impide seguir esta trayectoria.
Por otra parte, estos fueron años de felicidad y carestía, viéndose la junta directiva en la obligación de recordar a los hermanos su compromiso de participar en los desfiles procesionales, así como el tener que recurrir a repartos extraordinarios para atender los gastos derivados de las procesiones o para limitarlos; como también a realizar rifas para afrontar las mejoras es su patrimonio.
La junta general reunida el domingo de Pascua nombraba a los comisarios para los desfiles procesionales del siguiente año. Tenían prohibido el fumar durante las procesiones. Quedando obligaos a estar a la hora acordada en que debían salir las procesiones y dejar el cetro al recogerse en la capilla que queda la Samaritana. Por lo que se refiere a su responsabilidad en el desarrollo de la procesión, debían cuidar del orden de las mismas, velar para que los nazarenos no llevasen cirios que no sean de la pertenencia de la hermandad, preparar el personal necesario para llevar el paso y acetilenos, como también al que ha de arreglar el paso, y pagar con el dinero que le entrega el tesorero, a los ayudantes del trono y acetilenos.
Los hermanos estaban obligados a acompañar la imagen con la luz de un cirio, la Hermandad les proporcionaba la cera, aunque debían devolver la sobrante Sábado Santo.
En esta primeras etapa jugó un importante papel don José Yáñez, conocido popularmente como el señorito Joze, pues al parecer era el propietario de la imagen de la samaritana y la prestaba para los desfiles procesionales asumiendo también algunos de los gastos derivados de los mismos. En las viviendas de este señor en la plaza de la constitución, primero y en la de la Rivera, después, se guardaban los enseres y pertenencias de la Hermandad.
Entre los años 1921 y 1949 se produce un nuevo vacío documental, lo que hace imposible profundizar de un modo sistemático en la trayectoria de la Hermandad y tan sólo nos podemos orientar por la tradición oral o algunas breves referencias escritas. En la Guerra Civil tanto la imagen como su patrimonio permanecieron intactos. Por ese motivo el paso de Jesús y la Samaritana volvió a procesionar en 1940. A partir de ese momento fue el fue el ayuntamiento el que durante algunos años se hizo cargo de su participación en los desfiles procesionales de Totana, sobre todo teniendo en cuenta el gran arraigo que esta escena tenia entre los totaneros. Posteriormente, el Casino de la localidad fue el encargado de esta responsabilidad. Así debió de continuar hasta que en 1950 se reorganizo la hermandad.
La Década de 1950. Refundación de la Hermandad de la Samaritana
El 17 de abril de 1950 supone un hito importante para la historia de la Hermandad, pues un grupo de vecinos, tras solicitar permiso de la alcaldía decidieron reunirse para la Constitución de la Hermandad de la Samaritana, y como tal firmaron el acta correspondiente. A pesar de esta declaración de creación es evidente que se trata de una refundación pues la Hermandad ya estaba establecida para principios de ese siglo.
En esta nueva etapa se nombro hermano mayor al señor alcalde, don Antonio Molina Mellado. Se organizo la junta directiva presidida por don José Antonio Gallego Crespo. Comenzaron su andadura llenos de ilusión programando una seria de reuniones mensuales y juntas generales cada seis meses para informar a los hermanos de las gestiones que se estaban realizando, y ello a fin de conseguir una mayor implicación del conjunto. Se estableció, entonces, una cuota mensual de tres pesetas y el acuerdo de que los hermanos que dejen de satisfacer tres recibos consecutivos, sean abonados por la directiva, y causen baja automáticamente, sin más aviso.
En marzo de 1952 se modificó la junta directiva, incorporándose como vicepresidente don Juan Bautista Tudela Cano, un hombre de especial importancia para la vida de la Hermandad, pues a lo largo de toda su existencia cuido de ella con especial cariño y se preocupo tanto por su engrandecimiento como por mantener la identidad. El empuje con que vivió su compromiso la junta directiva en esta nueva etapa se pone de manifiesto en el deseo de presentarse ante el pueblo como la Hermandad capaz de realizar sus desfiles procesionales con rigor. Así lo manifestaba el presidente de la Hermandad, don José Antonio Gallego, cuando declaraba en junta general el seis de abril de 1952 que: como totaneros y con un elevado espíritu religioso se hagan las procesiones con todo el orden y respeto que lo merece y poniendo de todos un celo en esto para demostrar que en Totana las procesiones se pueden hacer tal y como las autoridades civiles y eclesiásticas ordenan. Estos afanes, anhelos, esfuerzos y desvelos vieron su fruto en las procesiones del año 1952, con una muy satisfactoria participación tanto de nazarenos como de acompañamiento de banda de tambores y cornetas. Como es de suponer estas actuaciones debilitaron enormemente las finanzas de la Hermandad y para afrontar este problema se vieron obligados a recurrir a la venta de Lotería Nacional, pues además era necesario restaurar la imagen de la Samaritana que presentaba algunos deterioros, como también confeccionar un manto para la imagen de Jesús y construir unos árboles para alumbrado del trono. Se confía, para hacer frente a estos nuevos gastos, con el apoyo de la alcaldía. Estas gestiones debieron de fructificar pues unos meses más tarde, en concreto en junio de 1952, el presidente informa a la junta directiva de lo avanzado de los encargos realizados. Al parecer, los árboles del trono, fueron realizados en el taller de la familia Pujante de Murcia y estrenados en la Semana santa de 1953.
Las dificultades económicas fueron una constante de la Hermandad en esta etapa hasta el punto de plantearse algunos años su participación en los de desfiles de Semana Santa.
Por lo que se refiere a la financiación, hemos comentado que la Hermandad recurrió a la venta de lotería y a rifas, pero también ideó un sistema novedoso en nuestra localidad. Se acordó sacar el Bando de la Huerta patrocinado por la Hermandad en octubre de 1952. El encargado de componerlo fue el entonces secretario de la Hermandad don Ramón Hernández Cano. Esta iniciativa reportó la cantidad de 225 pesetas de la venta de programas. Surgieron problemas por la propiedad intelectual de este evento, reclamando a través de la Sociedad de Autores el pago de una cantidad muy superior a lo recaudado. Es probable que este incidente desanimara su organización en años sucesivos, lo que frustro un proyecto que de haber fraguado hubiese supuesto un importante revulsivo cultura y celebrativo para nuestra localidad.
El resurgir de la Hermandad a partir de 1960
A partir de 1960 se aprecia una cierta recuperación económica de la Hermandad, lo que hizo posible la adquisición de objetos complementarios para adorno del trono, como también la compra de flores naturales con las que engalanar el paso de la Samaritana. En abril de 1961 dejó la presidencia don José Antonio Gallego Crespo, después de nueve años al frente de la misma y de haber realizado importantes mejoras en el paso y una labor, tal y como recoge el acuerdo de la asamblea, de incontestables aciertos en su cometido y de tesón y entusiasmo por esta Hermandad, asumió entonces la presidencia don Juan Bautista Tudela Cano, responsabilidad que llevó a cabo hasta abril de 1964, momento en que de nuevo se hizo cargo de la presidencia don José Antonio Gallego Crespo. Uno de los primeros acuerdos de la nueva junta directiva fue la restauración de la imagen de Jesús. Anuqué no se menciona el escultor que llevó a cabo este trabajo, creemos que debió de tratarse del escultor Sánchez Lozano, ya que tuvo una frecuente vinculación con la Hermandad pues realizó varios trabajos para ella. Con el apoyo económico que suponía la venta de Lotería Nacional se encargó en febrero de 1963 una mantilla negra para la imagen de la Samaritana, ya que con este color de luto por la muerte de Cristo desfilaba en la noche de Viernes Santo. También diversas reparaciones en almohadillas, pinturas y restauración de trono.
Afianzamiento y expansión de la Hermandad a partir de 1970
Uno de los grades logros de la Hermandad fue la adquisición a principios de 1970 de un solar y la construcción de una nave en la que poder conservar su patrimonio. Esta gestión requirió la petición de préstamo a una entidad bancaria de la localidad y la consiguiente actuación para aumentar el nivel de ingresos mediante el incremento de la venta de Lotería Nacional. Durante estos años, siendo de nuevo presidente Juan Bautista Tudela Cano, se realizaron importantes esfuerzos para el arreglo de la sede, la construcción de bocina, en sustitución de un anterior instrumento de esta características y el mantenimiento de la infraestructura necesaria para la participación en las procesiones, como también la restauración de la imagen titular por el escultor murciano don José Sánchez Lozano. En 1980 se produjo la incorporación de un grupo de jóvenes a la Hermandad que, con la experiencia de los mayores, iniciaron una nueva etapa que ha tenido como meta la consecución de importantes logros.
En abril de 1983 ocupó la presidencia don Francisco Hernández Fernández, el cual propuso a la junta general el mantenimiento de la directiva por tres años a fin de poder llevar a cabo un proyecto de cara al mejor funcionamiento de la Hermandad. Esta propuesta fue aprobada por la asamblea. Una de las primeras iniciativas de esta nueva junta directiva fue el realizar reformas en la estructura de la carroza, cambiar la tulipas de los brazos del trono, por estar algunas muy deterioradas, e instalación eléctrica en dicho trono.
En abril de 1986 fue elegido presidente don Domingo García Espejo. Su gestión ha supuesto una profunda renovación, alcanzando metas muy significantes y aportando un aire de constantes mejoras, un equipo de eficaces colaboradores, jóvenes, dinámicos y con posibilidades de superar las dificultades, ha hecho realidad una serie de proyectos de gran en envergadura, en mayo de 1987 fue ratificado en la presidencia, procediéndose únicamente a la modificación de algunos miembro de la junta directiva. En 1991, tras la realización de elecciones, fue confirmado como presidente para un nuevo mandato de cuatro años, en esta línea de trabajo y compromiso con la Hermandad ha continuado la labor del señor García Espejo durante varias décadas. Entre los años 1995 y 1996 afronto la construcción de la nueva sede, lo que supuso un reto de esfuerzo y unidad y la creación de un espacio en donde es posible no sólo custodiar adecuadamente su patrimonio sino también potenciar la vida de hermandad. Esta labor ha continuado de un modo eficaz hasta el pasado mes de julio de 2005, fecha en que el señor García Espejo dejó la presidencia. Sin lugar a dudas, ha sido éste, un fecundo e histórico periodo, e histórico periodo. En la actualidad la nueva junta directiva, presidida por don Juan José Navarro Nortes, continúa en la línea de dedicación y constancia a favor de la Hermandad.
Dese el año 1998 la Hermandad participa en la salutación a Nuestra Señora de los Dolores en la víspera de Viernes de Dolores, celebración de la onomástica de esta querida y venerada devoción. Para este acto la Hermandad de Jesús y la Samaritana lo hace con la imagen de Jesús, que procesiona en trono portado a hombros de numerosas mujeres, que de este modo se unen al reconocimiento de amor y respeto a la Madre Dolorosa. Este trono fue adquirido a la Hermandad de Santa María Cleofé, la cual lo había encargado en la década de 1960 al escultor y tallista de Cieza don Juan Solano García.